Todo lo que aparezca escrito en el blog de Jaume Farrerons se fundamenta en los siguientes axiomas y prescripciones ético-políticas:
2/ Independencia significaría, actualmente, más impunidad para las doscientas familias que usurpan las instituciones y enclaves de la sociedad catalana manipulándolas en beneficio propio. Debemos rechazar la independencia no por un folklórico “españolismo” de opereta, sino porque nos va la vida en ello como personas, ciudadanos y trabajadores catalanes. Promoveremos sin tregua una nacionalidad hispánica, unitaria, republicana, democrática y laica.
3/ Soberanía equivale, hoy por hoy, a aumentar la opresión que ya padece el pueblo catalán. La ofensiva contra el catalanismo oligárquico tiene que ser concebida como una lucha por la libertad, no como la defensa de otro nacionalismo contrapuesto al catalán, porque al confrontar Cataluña y España en el mismo plano se refuerza el lenguaje propagandístico propio de la oligarquía. Semejante actitud no debe confundirse con la de los llamados no-nacionalistas, que condenan el nacionalismo español desde posiciones liberales, las mismas que hacen posible la existencia de oligarquías socioeconómicas similares a la catalana en todo el planeta. Francesc de Carreras, el promotor de Ciutadans, es un miembro frustrado de la oligarquía catalana, dato decisivo que se ha puesto de manifiesto en la metodología vertical que teledirigió -con el payaso Boadella como oficiante público- el surgimiento y postrero descrédito del partido "Ciutadans. Partit de la Ciutadanía". Este penoso tinglado electoral fue desde sus inicios un engendro próximo al PP para captar votos de izquierdas en las zonas castellanohablantes y obreras de Cataluña. Tamaña impostura derechista debe ser combatida como si se tratara de la peste bubónica, porque justifica la reacción oligárquica autóctona, atribuyéndole de prestado tintes progresistas. Para combatir eficazmente el independentismo catalán, tanto el PP como Ciutadans deben desaparecer de nuestra comunidad autónoma. Los catalanes hispánicos no ganaríamos nada pasando a depender de otra oligarquía, tan corrupta como la montserratina, a saber, la española, representada por el Partido Popular. Otro tanto cabe afirmar del partido liberal-oligárquico español UPyD.
4/ Cataluña no es una abstracción simbólica, sino el conjunto de personas concretas que sufren la arrogancia y los abusos del régimen familiar. Tenemos que escapar de las trampas sentimentales, nutridas por el odio a España, con que la oligarquía independentista intenta manipular a los catalanes, y hemos de actuar reclamando siempre, frente a las extorsiones del entramado mafioso, el estricto cumplimiento de la ley.
5/ El catalanismo de izquierdas, del PSC a Iniciativa per Catalunya-Verds, pasando por ERC, constituye una ficción del dispositivo transversal: todos forman parte de la oligarquía. Hoy por hoy es ya una necesidad histórica inaplazable constituir en Cataluña una auténtica izquierda, liberada tanto del independentismo marxistoide cuanto de las hipotecas ideológicas cristiano-conservadoras cocinadas en Montserrat.
6/ La historia del nacionalismo catalán está plagada de crímenes inmensos que se nos quieren ocultar emitiendo como nube de gas la imagen de la famosa "memoria histórica" del franquismo. La clamorosa verdad ensordecida es que bajo el gobierno de Lluís Companys (ERC) como presidente de la Generalitat, más de 8300 personas fueron torturadas y asesinadas en "checas" (cámaras de suplicio) montadas por la CNT o por partidos y sindicatos que actualmente forman el tripartito. El tipo de nacionalismo, socialismo y sindicalismo que los nacionalistas de izquierdas representaron entonces tiene su reedición actual en grupúsculos entorno a la disuelta Terra Lliure, los cuales han renunciado a la violencia sólo de forma táctica, lo que no excluye que vuelvan a utilizarla cuando la consideren rentable desde el punto de vista de sus objetivos totalitarios. Debemos pugnar por recuperar la auténtica memoria histórica, la cual pone en evidencia los orígenes franquistas de la oligarquía y su pacto de última hora con un "antifascismo" carnicero acuñado en la fragua de Stalin.
7/ La mayor parte de los actuales dirigentes de ERC proceden de organizaciones marxista-leninistas e independentistas radicales abertzales como el PSAN, Maulets, PUA, MDT, Endavant y similares. Hay que ventilar sin descanso los vínculos ocultos entre el catalanismo oligárquico y la violencia callejera, la presión, la amenaza, la extorsión y el chantaje a los ciudadanos, cuando no el terrorismo puro y duro, inherentes al independentismo.
8/ El nacionalismo catalán es, en general, subrepticiamente racista, mantiene excelentes relaciones con el nacionalismo vasco del antisemita católico Sabino Arana (cuya doctrina ha sido reconocida y elogiada por todo el entorno catalanista) y pide ofrecer "diálogo" a una banda terrorista con más de un millar de víctimas a sus espaldas. Los ciudadanos catalanes debemos denunciar el solapado supremacismo racial que sustenta de forma hipócrita las reivindicaciones de "libertad" de la oligarquía catalana, la cual es, en todos los aspectos, reaccionaria y contraria a los intereses de una verdadera democracia.
9/ El independentismo radical, inspirado por modelos leninistas a la vez que jesuíticos, no ha dudado nunca en vincularse abiertamente a los genocidas etarras, cuya práctica neochequista de limpieza étnica en Euskadi es de sobra conocida, y ha disfrutado siempre de la complicidad del nacionalismo católico "moderado" para encubrir la existencia en Cataluña de un núcleo proetarra que trabaja con el único fin de destruir España. Tenemos que poner en evidencia las conexiones nacionalistas que rompen todos los esquemas de comprensión e interpretación automáticos basados en la dualidad derechas/izquierdas, denunciando el catalanismo oligárquico como una inmensa organización criminal que vulnera la ley de manera sistemática en todos los ámbitos de la sociedad.
y 10/ El frente nacionalista (moderados + radicales) representaría un híbrido monstruoso, repulsivo y abominable de corruptos, racistas y violentos dispuestos a ejercer la coacción contra aquéllos que sean tildados de "fascistas", etiqueta que se aplicará a todos los castellanohablantes y críticos del sistema para excluirlos de la sociedad. Es necesario concienciar a la mayoría del pueblo catalán de que el triunfo de la oligarquía transversal, es decir, la independencia, representa una formidable amenaza a las libertades civiles y no, como se nos pretende hacer creer desde TV3 y los restantes medios de prensa controlados por la oligarquía, un avance, progreso histórico o utopía en algún sentido razonable de la palabra.
Jaume Farrerons
4 de enero de 2007
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